viernes, 9 de abril de 2010

Otro tipo de compañía animal


Algunas personas no quieren cargar con el engorro que supone tener un ser vivo en casa, pero tampoco están dispuestas a privarse de la excitación de estar "en contacto con la naturaleza", sobre todo si se trata de ejemplares peligrosos, exóticos o valiosos por estar al borde de la extinción:

http://www.elpais.com/articulo/espana/Guardia/Civil/encuentra/2700/animales/protegidos/disecados/congeladores/elpepuesp/20100409elpepunac_31/Tes

Es sorprendente la variedad de formas que puede tomar la vanidad humana. Y cuando esa enfermedad va de la mano con un egoísmo miope, su potencial destructivo es pavoroso.

Creo que esta colección es un comentario elocuente sobre cómo ven algunos la naturaleza: como una despensa de trofeos que se pueden cazar y exhibir a la mayor gloria de su propio ego... sólo que muertos, resecos y tiesos como estatuas.

¿Es con eso con lo que queremos compartir el planeta? ¿Con una colección de fetiches inertes sacrificados sin otro motivo que darnos gusto y aumentar nuestro status?

Hay algo en las mentes de esas personas que está igual de tieso y sin vida que esos despojos macerados en formol. Lo de fuera es un reflejo de lo de dentro. Uno no quita la vida a otros seres tan gratuitamente si antes no la hubiera matado un poco dentro de sí mismo.

Si llega el momento -y puede que ya esté aquí- en que tengamos que elegir colectivamente entre mantener la diversidad de formas de vida o mantener el abanico (casi igualmente diverso) de maneras antinaturales de satisfacer nuestras falsas necesidades y caprichos... ¿seremos capaces de elegir sabiamente?

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