domingo, 30 de mayo de 2010

¿Qué vino primero...?

Siguiendo el hilo de mi entrada-divagación anterior, retomo una frase de Samuel Butler recogida en el blog de Shan-jiàn:

“La gallina no es más que la manera que un huevo tiene de hacer otro huevo”.

Me encanta esa manera de trastocar las prioridades y darles la vuelta, usando en este caso el pensamiento lateral gallináceo.

En esencia, es lo mismo que dice Richard Dawkins, el pope de la biología evolutiva actual, sólo que cambiando los protagonistas: cada ser humano no es más que una estación de paso en la longeva trayectoria de los genes que lo componen.

(Curiosamente, y si mal no recuerdo, Dawkins omite citar a Butler entre los reconocimientos de deuda intelectual que incluye en su libro El gen egoísta; ¿de verdad no lo conocía?).

Si trasladamos el mismo mecanismo a la condición humana, pero ahora en sentido dhármico, ¿no podríamos decir también que la vida del aparente individuo no es más que la manera que la clara luz no diferenciada (al nacer) tiene de generar más clara luz (al morir)?

Quizá no sea una analogía perfecta, ya que la clara luz no se “genera”; pero para mí lo interesante es que, si lo vemos así, ponemos las peripecias de la vida del aparente individuo en el mismo nivel de irrelevancia que las de una gallina común.

Hmmm… chocante, ¿no?

Pero, en el fondo, ¿no es ésa una medida más ajustada al Dharma de lo que importan los detalles mundanos de nuestras vidas? Que uno sea rico o pobre, guapo o feo, alto o bajo, incluso catalán o madrileño… ¿qué más da? La biografía de cada cual –ese tesoro tan preciado, que merece toda nuestra atención y cuidados– no sería entonces más que un paréntesis en la clara luz… un hipo del universo.

Sólo importa una cosa: que la clara luz sea capaz de “crear” más clara luz antes de la muerte del aparente individuo que la encarna. Eso sí sería un acontecimiento relevante… reunir a huevo y gallina en un solo ser aparente.

¿Cómo llamaríamos a este bípedo implume ovo-gallináceo? Por ahora, pongamos que un ser humano despertado.

Intentaré ceñirme más al tema en mi siguiente entrada. Hoy igual he tomado demasiado Avecrem y se me ha subido a la cabeza.

¡Co-coro-cocóóó!

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